Por medio del turismo, un sector clave de la era moderna, comunidades rurales como Señor, en el municipio de Felipe Carrillo Puerto, hallaron una forma de revalorizar la cultura prehispánica y, de paso, tener un ingreso adicional a sus labores habituales.
Como representante de la cooperativa Xyaat, la cual integra la experiencia Maya Ka’an, Marcos Cante es consciente de las prácticas ancestrales mayas y del legado que recae en poblaciones como la suya, en donde habitan poco más de 3 mil 700 habitantes.
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Su vida cotidiana, que se desenvuelve entre la milpa, el hilado, la apicultura y el cuidado del medio ambiente, ahora coexiste en el encuentro con visitantes nacionales y extranjeros, quienes, más allá del esparcimiento en fiestas, persiguen experiencias formativas.
“Es un turismo diferente porque no es masivo, es de bajo impacto. Nuestras actividades son diferentes al de sol, playa y alcohol, son más culturales, de contacto con la naturaleza y los abuelos de la región, de conocer las ceremonias mayas y las frutas que bajas directamente del árbol. No es turismo convencional”, explica Marcos.
Un recorrido por el poblado de Señor abarca la visita al sistema agrícola tradicional de la Península, el cual pondera la cosecha sostenible de alimentos y su producción velando por la integridad del medio ambiente.
También incluye una degustación de esos frutos recolectados y su importancia dentro de la dieta regional.
Asimismo, la experiencia comprende el diálogo y la enseñanza de maestros artesanos en técnicas sobre el hilado con la planta de henequén, y un encuentro con las abejas que producen algunas de las mieles de mayor prestigio del país.
“Con la llegada de los turistas, nuestra gente se siente valorada y comprende que lo que hace, sus conocimientos y saberes, genera un ingreso que también les ayuda a tener una mejor calidad de vida”, describe el representante de Xyaat.
“No tenemos turismo todos los días, pero ha servido como un complemento para nuestra vida diaria y nos reunimos cuando tenemos la reservación de un grupo”, agrega Marcos, quien también entrevistó a los protagonistas del libro ‘Últimos Testigos. La última rebelión de los mayas en Yucatán’, coordinado por una editorial alemana.
En Señor, 90% de su turismo comunitario es internacional, en específico del mercado alemán, el cual es atraído por la gastronomía y la experiencia de comer frutos frescos. En dicha cooperativa, 50% del pago que hace el visitante se destina para las 60 familias que participan en el proyecto, entre ellos están cocineros, guías, trabajadores de henequén, mototaxistas, músicos y médicos; 35% es para planes de educación ambiental; y el resto para mantenimiento y administración.
“La vida maya sigue hasta el día de hoy. Tenemos conocimientos de hace muchos años y se siguen transmitiendo de generación a generación. No andamos con taparrabos como lo has visto, pero sí, nuestra sangre y corazón son maya. Por eso compartimos nuestra cultura con la gente que nos visita, porque nunca desaparecimos”, concluye Marcos.