En un acontecimiento lleno de simbolismo, cultura y espiritualidad, el Parque Natural Chankanaab acogió la 17a edición de la Travesía Sagrada Maya. En esta, participaron 360 individuos que recorrieron más de 33 kilómetros desde Xcaret hasta la isla sagrada de los mayas, rememorando el ritual antiguo de peregrinación al santuario de la Diosa Ixchel.
La aparición de los canoeros fue acogida con ovaciones, bailes ceremoniales y una ceremonia maya que revitalizó a los presentes con la fuerza del espíritu antiguo. En este contexto, se realizó el "Llamado de Ixchel, Oráculo 2025", una conmovedora representación teatral en la que, mediante los personajes de la sabiduría anciana Beliax y la joven Ixchel, se difundió el mensaje sagrado de la diosa: "Siéntanse orgullosos de su comunidad y protejan mi templo".
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Este acontecimiento, llevado a cabo junto a Grupo Experiencias Xcaret, es un componente de la visión que la gobernadora Mara Lezama Espinosa impulsa mediante el Nuevo Acuerdo por el Bienestar y Desarrollo de Quintana Roo. En este, el turismo cultural con identidad y respeto es esencial para consolidar la unidad social y resaltar el patrimonio de las comunidades indígenas.
En el corazón de la ceremonia se vivió el “Llamado de Ixchel, Oráculo 2025”, una representación profundamente simbólica en la que la voz de la diosa, encarnada por la sabia Beliax y la joven Ixchel, recordó a los presentes la importancia de cuidar la isla sagrada y mantener viva la herencia maya, entre copal, cantos e invocaciones.
Juanita Alonso Marrufo, directora general de la FPMC, destacó que esta travesía no solo es una expresión cultural de gran relevancia, sino también una oportunidad para conectar a las nuevas generaciones con su historia: “Las tradiciones son el alma viva de nuestros pueblos. Con cada remada se honra la memoria, se fortalece el presente y se construye un futuro con identidad”.
Este fin de semana, después de obtener la bendición divina, los canoeros y las canoeras iniciaron su retorno a Polé (Xcaret), llevando consigo peticiones de salud, prosperidad y bienestar. En un entorno de música, danzas y sentimientos comunes, la comunidad despidió a aquellos que, con cada remada, confirman que la fe, la cultura y la identidad persisten en el espíritu del Caribe maya.