Ubicado al norte de Bacalar, donde se encuentra la estación del Tren Maya, el ejido Aarón Merino Fernández se perfila para convertirse en una ciudad moderna y sustentable, con una población estimada de 40 mil habitantes en los próximos años. Pese a la falta de reconocimiento por parte de las autoridades, sus habitantes han emprendido un ambicioso proyecto con enfoque ecológico desde su origen.
Manuel Jesús Poot Cojob, presidente del comisariado ejidal, agradeció al presidente Andrés Manuel López Obrador por permitir que los núcleos ejidales se autorregulen a través de herramientas como el Ordenamiento Ecológico Local Comunitario Participativo (OELCP).
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“Con una visión humana y la participación de los ejidatarios, podemos planear un desarrollo sustentable comunitario sin instrumentos de supuesta conservación”, afirmó Poot Cojob.
El ejido ha enfrentado una constante invisibilización desde su creación, tanto a nivel local como regional. Aunque es el asentamiento más grande de Bacalar, sus habitantes han tenido que gestionar su desarrollo de manera autónoma.
“Hemos aprendido que debemos poner de nuestra parte para lograr un crecimiento ordenado y sostenible”, comentó Poot Cojob, refiriéndose a los esfuerzos comunitarios para electrificar la zona costera norte, financiados por los propios ejidatarios.
El proyecto del OELCP abarca las 7,745 hectáreas del ejido, estableciendo criterios ecológicos para la protección del territorio y la planificación de asentamientos humanos. Este ordenamiento, a diferencia de los urbanos, considera el uso integral de todo el territorio ejidal, no sólo de los espacios habitacionales.
La comunidad diseñó un plan que incluye zonas de conservación y aprovechamiento sostenible, con conectividad entre ecosistemas y la protección de recursos hídricos. Según los cálculos del ejido, el crecimiento poblacional proyectado para la región es de 40 mil personas en los próximos 30 años, lo que ha aumentado la presión sobre el ejido para regular y planificar su expansión.