En el ajedrez político donde los peones se creen reyes y las traiciones se venden al mejor postor, hay una jugada maestra que pocos vieron venir: el ‘marismo’. Esta corriente, encabezada por Mara Lezama, no sólo consolidó a Morena en Quintana Roo, sino que redefinió el poder con lealtad real, estructura y resultados.
Mientras algunos se entretienen soñando con candidaturas, Mara teje en silencio un movimiento sólido y afín a la 4T, con respaldo total de Claudia Sheinbaum y la dirigencia nacional. Hoy, el ‘marismo’ controla los once municipios, las senadurías, el Congreso local y ha convertido al estado en fortaleza guinda.
Contrario a los satélites políticos que giran sin rumbo claro ni definido, como Rafael Marín Mollinedo y Marybel Villegas, el ‘marismo’ no improvisa. Marín, por ejemplo, se aferra a un pasado que ya fue y su inspirada candidatura depende -enteramente- de Andrés Manuel López Beltrán (“Andy”), hoy bajo el radar de Estados Unidos en investigaciones por presunto lavado y narcotráfico. Y mientras “Andy” desaparece del mapa y su grupo se diluye, el ‘marismo’ avanza con el aval presidencial.
Mara ha recibido la confianza de AMLO desde el primer día y ahora reafirma esa cercanía con Sheinbaum y Luisa María Alcalde, quienes miran con recelo a los herederos incómodos de López Obrador: Noroña, Adán Augusto y Monreal. Sheinbaum no quiere lastres ni chantajes; quiere lealtad y eficacia. Y ahí entra Mara, con su sello de trabajo territorial y gobernanza cercana.
El ‘marismo’ no es un club de amigos ni un capricho electoral. Es un bloque disciplinado, enraizado y listo para sostener a Morena más allá de 2027. La gente en Quintana Roo no sólo vota por un color, sino por un proyecto que siente suyo. La aprobación de Mara -superior al 54%- no surge de la nada: se forja en programas sociales sólidos, obras palpables y una narrativa de prosperidad compartida.
Mientras algunos “morenistas” cambian de camiseta según sople el viento, el ‘marismo’ cosecha resultados y fidelidad. Porque donde otros especulan, Mara construye. Donde otros buscan reflectores, ella consigue victorias.
ZARPAZO
En el ‘marismo’ no hay espacio para traiciones, ni para fantasmas como “Andy” o sus aliados de ocasión. Aquí se respira territorio, se suda calle y se escucha a la gente.
Mara no solo dirige un estado, lidera un nuevo ADN político que Sheinbaum ya abrazó. El ‘marismo’ es hoy la cara fresca, real y efectiva de Morena.
Y mientras otros juegan a la política, Mara Lezama sigue gobernando… y sosteniendo los hilos del control político de Quintana Roo.