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La Laguna de Bacalar, un refugio de seres milenarios como los estromatolitos

El azul turquesa de la Laguna de Bacalar contiene dentro de ella una gran cantidad de seres y secretos

LOCAL

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La Laguna de Bacalar no sólo esconde belleza, sino muchos secretos que ha conseguido a lo largo de los años Créditos: Especial

Después de sobrevivir a las cinco extinciones masivas del planeta, los estromatolitos (formaciones rocosas creadas por microorganismos) encontraron refugio en el azul turquesa de la Laguna de Bacalar.

Ahí, mantienen el equilibrio del ecosistema y son protegidos por la comunidad de la zona. Desde sociedad civil hasta hoteleros y gobierno, se encargan de resguardar una de las formas de vida más antiguas de la Tierra, pues se considera que fue la primera en realizar fotosíntesis oxigénica, es decir, liberar oxígeno a la atmósfera para dar paso a la formación de la capa de ozono. 

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Es por ello que dentro de Bacalar hay reglas no escritas, pero que son respetadas para mantener la salud de la Laguna de los 7 Colores y los seres que la habitan. 

La laguna ha sobrevivido por cientos de años 

“En esta área, las especies de estromatolitos que tenemos tienen entre 20 mil y 15 mil años de antigüedad, las tratamos de proteger porque son un elemento importante para el ecosistema, que es muy frágil”, describe Luis Chuc Koyoc, guía turístico.

“Estas formas de vida capturan microorganismos, lo cual ayuda a que la Laguna se purifique y limpie, y no da pie a que muchas especies se reproduzcan. Todos los animales que llegan de visita al pueblo se regresan debido a que no encuentran comida”, señala.

Por ello, como parte de los lineamientos para conservar el sitio están la regulación del flujo de embarcaciones (los miércoles se prohíbe la navegación), respetar las zonas de boyado, no pisar estromatolitos y restringir el uso de bloqueador solar. 

Además, hay varias especies de animales y plantas, y aves de migración que llegan a la Laguna en ciertas temporadas. 

Si bien existen leyes ambientales que protegen el área, no es una reserva natural, por lo cual la comunidad, ONG’s, hoteleros y la Asociación de Servicios Náuticos de Bacalar adoptan medidas para que el turismo tenga un bajo impacto ambiental, como el uso de velero, paddle board y kayak. 

Así luce desde el aire 

Al respecto, Enrique Moreno, director del hotel Amainah Bacalar, menciona que hubo un cambio en cuanto a conciencia ambiental que emanó de la comunidad y ahora permea en el turismo. 

“Comenzó una campaña local para proteger la Laguna y su fragilidad. Los ciudadanos cercaron los estromatolitos de manera que no los invadieran. No te pasa nada si entras a esos lugares, no te multan, pero está en la conciencia de todos que debemos cuidarlos”, menciona el hotelero.

Incluso, cuenta que hay un monitoreo constante y comunicación entre los pobladores para observar la salud del ecosistema, por medio de medición de altura del agua en muelles y color. 

Considera que incluso el turista que los visita ya llega informado sobre las formas de vida y el entorno de la Laguna, por lo cual existe una mayor educación en temas ambientales. 

“Dentro de la asociación (de hoteleros) tratamos de atraer turismo, pero desde temas deportivos, folclóricos o exposiciones, los cuales no tienen que ver con traer grandes volúmenes o festivales, para con eso evitar generar enormes cantidades de basura”, concluye Moreno.