Edwin Jesús Hernández Yam no es un combatiente forestal cualquiera. Es originario de Quintana Roo y desde hace ocho años forma parte de la Comisión Nacional Forestal (Conafor). Pero en 2023, su vocación lo llevó más lejos que nunca: cruzó la frontera para sumarse al combate de incendios en uno de los episodios más devastadores en la historia de California, Estados Unidos.
Todo comenzó con una convocatoria de intercambio internacional. Edwin decidió participar. Sabía que no sería fácil. Primero, viajó a Guadalajara para someterse a un riguroso proceso de selección que incluyó exámenes físicos, entrenamientos técnicos y pruebas de resistencia. Superó cada etapa con disciplina, esfuerzo y una convicción firme: representar a México en una misión que pondría a prueba su preparación y su temple.
Finalmente, fue seleccionado. Junto a otros dos combatientes mexicanos, Edwin llegó a California y se integró a la brigada de Carvally. Durante dos meses y medio, participó en 56 incendios. Entre las zonas más afectadas que recuerda está Bakersfield, un lugar donde el fuego arrasó sin tregua y donde el trabajo en equipo fue vital.
“Fue lo mejor que me ha pasado en mi trabajo”, confiesa. No solo enfrentó incendios de dimensiones inéditas, sino que aprendió nuevas técnicas, conoció herramientas que no se utilizan en México y entendió la importancia de la disciplina y el orden en cada operativo.
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Lo que más lo marcó fue ver la diferencia entre los ecosistemas. En California, el terreno montañoso, la altura y el tipo de combustible hacen que los incendios sean mucho más agresivos que en los llanos de Quintana Roo. Sin embargo, Edwin no se dejó intimidar.
“Nada que no podamos hacer los mexicanos. Somos fuertes, somos aguerridos”, afirma con orgullo.
A su regreso, trajo consigo más que recuerdos: volvió con el deseo de compartir lo aprendido. Motivó a sus compañeros de la Conafor para que se preparen y aspiren también a este tipo de experiencias. “Cualquiera puede ir. Es cuestión de mentalizarse y echarle ganas”, repite.
Aunque ha trabajado en Canadá y en distintos puntos de México, lo vivido en California ocupa un lugar especial en su memoria. Afortunadamente, no ha enfrentado situaciones de peligro extremo. Pero es consciente de que cada incendio implica un riesgo y que la seguridad siempre debe ser lo primero.