El Caribe Mexicano se consolida como referente internacional en la transformación del sargazo gracias a un anuncio histórico: el Instituto Mexicano de Investigación en Pesca y Acuacultura Sustentables (IMIPAS) ha reconocido oficialmente al sargazo pelágico como un recurso pesquero susceptible de ser recolectado en aguas profundas. Su inminente inclusión en la Carta Nacional Pesquera representa un cambio de paradigma en la gestión de este fenómeno que ha afectado por años a las costas de Quintana Roo.
Este avance fue celebrado por la Asociación de Hoteles de la Riviera Maya (AHRM) y la organización ambiental The Seas We Love (TSWL) durante un evento realizado en el muelle Punta Langosta de Cozumel, a bordo del buque de investigación oceanográfica Dr. Jorge Carranza Fraser.
“El sargazo dejará de ser un pasivo ambiental para convertirse en un activo estratégico de valor productivo, clave para el desarrollo de soluciones sostenibles y la protección del ecosistema costero del Caribe Mexicano”, afirmó Toni Chaves, presidente de la AHRM.
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Ignacio Muñoz, CEO de TSWL, subrayó que esta validación técnica y jurídica abre la puerta a un que puede beneficiar al medio ambiente, al sector turístico y a las comunidades costeras.
“El reto ahora es traducir esta base científica en acción: inversión, incentivos y voluntad política para industrializar el sargazo de forma sostenible”, apuntó.
Pero ¿por qué el sargazo se considera un recurso pesquero? De acuerdo con el IMIPAS, esta clasificación se basa en su origen marino, su biomasa flotante y su potencial económico. Al ser incorporado en el marco legal pesquero, podrá recolectarse bajo normas definidas, facilitando su aprovechamiento regulado.
¿Qué se hace con el sargazo y cómo beneficia a los pescadores?
El sargazo puede transformarse en productos como fertilizantes, biocombustibles, materiales de construcción, bioplásticos, papel biodegradable y cosméticos, mediante procesos industriales especializados. Para los pescadores, esto representa una fuente alternativa de ingresos durante temporadas bajas, así como acceso a proyectos de economía circular, subsidios federales y empleo en centros de procesamiento comunitario.
Además, su recolección en alta mar evita impactos negativos en zonas costeras, protegiendo hábitats marinos que sirven de criaderos naturales para diversas especies pesqueras.
Investigación científica de alto nivel en el mar Caribe
Este avance institucional se enmarca en una investigación sin precedentes liderada por el IMIPAS y respaldada por el Gobierno de México y el Gobierno de Quintana Roo. Del 29 de mayo al 11 de junio, 22 científicos recorrieron 60 puntos desde Cabo Catoche hasta Xcalak a bordo del Dr. Jorge Carranza Fraser, considerado uno de los cinco buques oceanográficos más avanzados del mundo.
La expedición fue encabezada por el comisionado nacional de Acuacultura y Pesca, Dr. Alejandro Flores Nava, y el director del IMIPAS, Dr. Víctor Manuel Vidal Martínez. Les acompañó el secretario de Desarrollo Agropecuario, Jorge Aguilar Osorio.
Entre los hallazgos más relevantes destaca la identificación de tres tipos diferentes de sargazo pelágico, así como información clave sobre su distribución, calidad del agua y niveles de acidificación oceánica. Estos datos servirán de base para diseñar estrategias de recolección sostenibles y para el desarrollo tecnológico asociado a su transformación.
Hacia una biorrefinería de sargazo en Quintana Roo
La información recabada también contribuirá a la construcción de una biorrefinería en Quintana Roo, impulsada por la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (SECIHTI), como parte de la Planta de Tratamiento de Sargazo anunciada por la SEMARNAT. Este proyecto busca generar compuestos químicos de valor para los sectores cosmético, agrícola y farmacéutico, transformando el sargazo en un motor económico regional.
“La creación del Centro Integral de Saneamiento y Economía Circular del Sargazo será un paso crucial hacia una gestión innovadora y sostenible del fenómeno”, destacó la gobernadora Mara Lezama.
Al reafirmar el respaldo de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, a estas acciones científicas y productivas.