Mientras las olas cristalinas acariciaban la arena y los turistas buscaban el ángulo perfecto para capturar el Caribe en sus teléfonos, un esfuerzo invisible pero constante se desplegaba desde la madrugada: cuadrillas de limpieza costera, rastrillos en mano, aseguraban que los arenales de Playa del Carmen permanecieran impecables durante el reciente periodo vacacional de Semana Santa.
La estrategia rindió frutos. De acuerdo con Irving Rafael Lili Madrigal, director de la Zona Federal Marítimo Terrestre (Zofemat), el recale de sargazo se mantuvo en niveles mínimos, permitiendo que los visitantes encontraran arenales limpios, ideales para las mejores postales de este destino turístico. Solo algunas áreas, como las playas Fundadores y Cisne, mostraron una ligera afectación; mientras tanto, joyas locales como Pelícanos, Punta Esmeralda y la certificada Playa 88 permanecieron prácticamente libres de la macroalga.
El funcionario explicó que detrás de esa postal perfecta hay una estrategia meticulosa: un sistema de limpieza temprana y continua que permitió, incluso en los días de mayor afluencia, conservar la imagen icónica de las playas caribeñas.
“Desde el inicio del año y hasta el cierre de abril, hemos retirado casi 4,500 toneladas de sargazo”, precisó Lili Madrigal, al detallar la magnitud de la tarea.
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Uno de los pilares de esta estrategia ha sido la instalación de barreras antisargazo que redirigen la macroalga hacia zonas específicas, conocidas como “puntos de sacrificio”. Ahí, las cuadrillas intensifican sus esfuerzos para evitar que el sargazo invada las playas de mayor concurrencia. Entre estas zonas se encuentran Playa Cisne, la 72 y Fundadores, donde diariamente se recolectan hasta 80 toneladas de sargazo, equivalentes a unos 10 viajes de volquetes.
A pesar del incremento progresivo en la llegada de sargazo, Lili Madrigal subrayó que la situación no ha alcanzado niveles de contingencia. La respuesta inmediata de las brigadas ha sido clave para garantizar que tanto locales como visitantes disfruten de costas limpias, reafirmando a Playa del Carmen como uno de los destinos más atractivos del Caribe mexicano.
Las imágenes de arena blanca y aguas turquesa no solo quedaron en la memoria de quienes caminaron por sus orillas, sino que también circularon ampliamente en redes sociales, consolidando la reputación de la ciudad como un destino preparado para recibir visitantes durante la temporada alta.