Este viernes 11 de abril, el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe será el punto de encuentro para la comunidad católica de Chetumal que conmemora el Viernes de Dolores, una tradición religiosa profundamente arraigada en la cultura mexicana y reconocida como Patrimonio Cultural por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La celebración comenzará a las seis de la tarde con el rezo de los Siete Dolores de la Virgen María, seguido de la Santa Misa. Posteriormente, se entonará el canto tradicional “Ya lloró la Virgen María, sí ya lloró”, que marca el inicio del acto de veneración y la repartición del agua de frutas bendecida conocida como Las Lágrimas de María, símbolo del consuelo espiritual que representa esta festividad.
Uno de los momentos más significativos será la llegada de la imagen de la Virgen de los Dolores, una escultura de aproximadamente dos metros de altura que cada año recorre el trayecto desde el Convento de las Hermanas Clarisas hasta el Santuario Guadalupano. Su presencia marca el inicio solemne de las actividades religiosas de la Semana Santa en la capital quintanarroense.
Una de las expresiones más representativas de esta celebración son los Altares de Dolores, instalados en templos y hogares. Estos altares simbolizan el dolor de la Virgen María por la crucifixión de su hijo y forman parte del sincretismo cultural entre la religión cristiana y las raíces indígenas, vigente desde el siglo XVI.
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El párroco del Santuario Guadalupano, David Martín Leal, invitó a la comunidad a vivir estos días santos con recogimiento, fe y unidad familiar.
“Es un llamado a rescatar las tradiciones, a detenernos un momento y reflexionar, a acercarnos a Dios en familia. Este tiempo debe ser para compartir y crecer espiritualmente”, expresó.
Por su parte, Jair Negrete, presidente de la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen, destacó la importancia de mantener vivas estas tradiciones religiosas como parte del legado cultural de los pueblos originarios y del espíritu comunitario de Chetumal.
“Estas fiestas promueven la unidad, el respeto y la ayuda mutua. Nos fortalecen como sociedad. No podemos permitir que el secularismo nos aleje de nuestras raíces, debemos transmitirlas a las nuevas generaciones”, señaló.