El ayuntamiento de Barcelona, en España, condenó ayer las molestias ocasionadas, el pasado sábado, a turistas por manifestantes y solicitó respeto, tras la difusión de imágenes donde se observa a personas increpando y mojando con pistolas de agua a los visitantes extranjeros.
El turismo masivo ha puesto en jaque a ciudades como Venecia, París, Madrid, Barcelona y ha propiciado entre muchos de sus habitantes lo que se conoce como turismofobia, es decir, protestas, a veces incluso violentas, en contra de los visitantes que invaden y saturan el casco histórico u otros puntos de interés de esas urbes.
Bajo el lema Prou! Posem límits al turisme (Basta! Pongamos límites al turismo), un grupo de radicales en Barcelona –2 mil 500 según la Guardia Civil y 15 mil según organizadores– clamó por el "decrecimiento turístico, ya", lema de la protesta.
Los manifestantes de Barcelona se han sumado a las marchas convocadas por la plataforma Decreixement Turístic, que ya han tenido lugar en otras ciudades de Andalucía, Canarias o Baleares en contra de la masificación turística.
ivienda –cuyos alquileres subieron 68% en la última década en Barcelona– es uno de los efectos que más preocupan a esos colectivos, porque provoca la expulsión de los vecinos de sus barrios.
Así como, los efectos del turismo en el tejido comercial local, en el medio ambiente o en las condiciones laborales de sus 1.6 millones de habitantes.
Los manifestantes, que pertenecen a asociaciones ecologistas, vecinales o sindicatos, también enarbolaban pancartas contra la ampliación del aeropuerto y con eslóganes como Tourist go home (turistas fuera), Vecinos en peligro de extincióno Collboni, que et voti Louis Vuitton (Collboni, que te vote Louis Vuitton).
Ante esas agresiones, el teniente de alcalde de Economía, Hacienda, Promoción Económica y Turismo de Barcelona, Jordi Valls, exigió respeto para los turistas. "Protestar contra el turismo masivo debe ser compatible con el respeto hacia las personas que visitan Barcelona".
La turismofobia no es exclusiva de España. El pasado abril, Venecia, Italia, se convirtió en la primera ciudad del mundo en cobrar 5 euros la entrada a los turistas que la visitan, la medida fue impuesta como parte de un esfuerzo para lidiar con el turismo excesivo.
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