Chetumal, 11 de julio.- Cancún es un destino que inició como un proyecto turístico en la década de los 70, en la actualidad enfrenta el reto de un crecimiento desordenado que afecta la calidad de vida de sus residentes y el entorno natural, por lo que es uno se los principales temas que se bordan en el marco del proyecto europeo Climar, explica Jimena Estrella, representante de Obreal Global.
El turismo masivo ha traído consigo inseguridad, escasez de vivienda adecuada y deficiencias en servicios básicos, complicando el ordenamiento urbano a largo plazo.
“Es urgente adoptar medidas para que los beneficios del turismo superen los daños y riesgos asociados”, explicó Estrella. El proyecto Climar busca enfrentar estos retos a través de un consorcio internacional de universidades, centrando sus estudios en la intersección del turismo con el cambio climático y la economía circular.
Cancún es un ejemplo crítico donde el turismo ha evolucionado hasta convertirse en una industria que, si bien genera ingresos importantes, también presenta desafíos ambientales y sociales.
“Nuestro proyecto reúne expertos y académicos de diversas localidades del mundo, con el fin de compartir conocimientos y prácticas que promuevan un turismo sostenible en distintos tipos de destinos, desde montañas hasta ciudades costeras”, señaló la representante de Obreal Global.
Los destinos que practican turismo sostenible tienden a buscar un equilibrio entre lo ambiental, lo social y lo económico. Estos lugares no solo se preocupan por satisfacer las expectativas de los turistas sino que también consideran la sustentabilidad ambiental y social.
Y es que la población de Cancún es de un millón de personas, pero los servicios de toda índole son compartidos con más 15 millones de turistas al año. El riesgo de no adoptar un enfoque sostenible puede resultar en un deterioro ambiental y en la dificultad para las comunidades locales de acceder a recursos básicos y vivienda asequible.
El consorcio detrás del proyecto Climar analiza estrategias que limitan el número de turistas según la capacidad del destino para manejarlos, asegurando así que el crecimiento turístico sea sostenible y beneficie tanto a los visitantes como a las poblaciones locales, por lo que es necesaria la diversificación y políticas públicas acordes a la realidad para reducir la presión que el turismo masivo ejerce sobre este destino.