Como un rito retomado de la tradición prehispánica, la edición 16 de la Travesía Sagrada Maya, que se realiza el 17 y 18 de mayo, va a contar con la participación de 348 canoeros, quienes tienen una preparación de al menos seis meses para encarar este viaje por las aguas del Mar Caribe.
Grupo Xcaret, organizador del evento, informó que, para este año, 47 por ciento de los integrantes son mujeres, y 53 por ciento son hombres, quienes realizarán un recorrido de 62.6 kilómetros (33.8 millas náuticas).
El punto de partida es la zona arqueológica Polé, dentro del parque ecoturístico Xcaret, para llegar a la caleta del Parque Chankanaab, en la Isla de las Golondrinas.
La finalidad de realizar este trayecto por las aguas del Mar Caribe es la de honrar a la diosa Ixchel (diosa de la fertilidad de la tierra, la medicina y las artes).
Esta Travesía Sagrada Maya también recrea escenarios sobre el comercio que se realizaba mediante el recorrido de canoas, así como la religiosidad y la navegación de los antiguos pobladores de la costa oriental de la región.
El proyecto está inspirado en el peregrinaje relatado en el Chilam Balam de Chumayel, donde los canoeros partían desde el antiguo sitio de Polé hacia Cozumel.
También cuenta con una propuesta artística, conocida como “Brujos de Agua”, que integra rituales, danzas y comercio rememorando el legado de los ancestros y honrando su linaje.
Dicha puesta escénica se complementa con rituales hacia las deidades, incluyendo ofrendas de elotes y balché (bebida alcohólica prehispánica), tal como se representa en los murales de Tulum.
Esta es una tradición prehispánica que se dejó de realizar por cerca de cinco siglos. Se logró recrear gracias a elementos arqueológicos que se han investigado y la visión de especialistas que comparten lo que pudo haber sido el mundo maya prehispánico con rituales como este.
De acuerdo con historiadores, hace más de 500 años los canoeros mayas remaban cada año hasta la isla de Cozumel con la finalidad de adorar a la diosa Ixchel, por lo que le llevaban ofrendas, así como en la búsqueda de un mensaje divino para su pueblo.
Para los mayas, el llevar a cabo esta imponente travesía en el Mar Caribe se traducía, además de en un gran riesgo, en una transformación personal y espiritual. Por ello ahora se retoma como una manera de homenaje.