En la costa norte de la península yucateca, y a sólo 30 kilómetros de Mérida, el puerto de Progreso –el principal en cuanto a llegada de embarcaciones turísticas y comerciales en el estado de Yucatán– se ha convertido también en un destino para los habitantes de la capital yucateca que encuentran en sus restaurantes, clubes de playa y tiendas de artesanías el sitio perfecto para pasar los días libres, así como para los viajeros que quieren completar su visita a la ciudad con una escapada playera y, cada vez más, los cruceristas que encuentran aquí su puerta de entrada a nuestro país.
Con aguas tranquilas, perfectas para practicar deportes como kayak y standup paddle, y fuertes vientos, las playas de Progreso, como Chuburná y Yucalpetén se han convertido también en uno de los sitios más populares entre los aficionados al windsurf y los deportes de vela.
Parte del circuito Riviera Yucatán – una de las seis regiones delineadas por la Secretaría de Turismo estatal para estructurar la oferta de la entidad–, los viajes a Progreso reúnen una colección de experiencias que van mucho más allá de sus fotogénicas playas (coronadas por el muelle más largo de México): excursiones dramáticas en canoa para conocer el sistema manglares que envuelve a la costa; visitas a los cenotes cercanos, cada uno con una identidad propia, y recorridos por la Reserva Ecológica El Corchito, en donde es posible observar aves, crustáceos, moluscos y reptiles, ofrecen un acercamiento único con la expansiva riqueza natural de la península.
Manejando hacia el oriente de Progreso, entre las comunidades de San Bruno y Telchac, los viajeros encontrarán las Salineras de Xtampú, que bajo la administración de la cooperativa Meyah Ta’ab, han recuperado su característico color rosado, producto de las altas concentraciones de sal en el agua. Similar a Las Coloradas, en las inmediaciones de Río Lagartos, Xtampú recibe menos visitantes y, gracias a su cercanía, resulta más accesible desde Mérida.