Con casi 30 años de historia, el Santuario del Manatí de la Bahía de Chetumal representó una medida significativa en el cuidado de estos mamíferos marinos, que han pasado de ser cazados por su carne, piel y huesos a ser considerados animales amistosos que necesitan protección especial.
Dicha área, junto con la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an, han sido fundamentales para el incremento de la población de manatíes, que según el censo de 2022 incluyó 184 elementos, destacando la presencia de crías. Se estima que la población total en Quintana Roo asciende a 350, lo que supone un aumento significativo en comparación de cuando se inició el proyecto, que registró la existencia de 150.
El biólogo Benjamín Morales Vela, quien fue un impulsor de dicha área protegida, refleja este cambio de paradigma hacia la conservación. “Todavía tenemos mucho que divulgar. A pesar de los 33 años de investigación y esfuerzo por compartir nuestro conocimiento, es crucial concientizar sobre el peligro de extinción que enfrentan los manatíes”, mencionó.
“Los 300 individuos no son suficientes para garantizar la supervivencia de la especie a lo largo de 400 kilómetros de costa”, continuó.
El Santuario abarca 284 mil hectáreas y funciona como una zona crucial de crianza para los manatíes, especie que, recientemente, se vio amenazada por la contaminación y el calentamiento global. A pesar de estos desafíos, las iniciativas del gobierno de Quintana Roo proporcionan un crecimiento saludable y sostenido de estos animales.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) catalogó al Trichechus manatus como una especie vulnerable desde 1982, pero destaca la importancia de esfuerzos de conservación, como el Santuario del Manatí Bahía de Chetumal.
Morales Vela, con 30 años de experiencia en la investigación de manatíes, y figura emérita en El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), recalcó la importancia de un área protegida desde la bahía de Chetumal hasta Corozal, lo cual implica un esfuerzo entre México y Belice.
Su pasión por la conservación de estos animales le llevó a asumir la dirección del proyecto manatí en 1990, motivado por el encanto natural de Chetumal y su bahía.
La creación del Santuario fue una respuesta directa al diagnóstico de las poblaciones de manatíes en la Península de Yucatán y la necesidad de cooperación binacional para proteger esta especie.
Morales Vela subrayó que, a pesar del progreso en la conservación, los manatíes enfrentan riesgos constantes debido a la actividad humana, incluyendo la caza, la muerte accidental en redes de pesca, la contaminación acuática y el desarrollo costero. Por ello, enfatizó en la necesidad de un cambio de mentalidad hacia la protección de estos animales.