El Santuario del Manatí de la Bahía de Chetumal, decretado desde hace casi tres décadas, fue una medida significativo en la percepción y la población hacia los manatíes. Estos mamíferos marinos han pasado de ser cazados por su carne, piel y huesos a ser considerados animales amistosos que necesitan protección especial. El biólogo Benjamín Morales Vela, quien fue un impulsor clave de esta área protegida, refleja este cambio de paradigma hacia la conservación.
El Santuario, con 27 años de historia, abarca una extensión de 284,000 hectáreas. Esta vasta área funciona como una zona crucial de crianza para los manatíes, especie que ha sido severamente afectada por la caza y, más recientemente, por amenazas como la contaminación y el calentamiento global. A pesar de estos desafíos, las iniciativas del gobierno de Quintana Roo han propiciado un crecimiento saludable y sostenido de la población de manatíes.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha catalogado al Trichechus manatus como una especie vulnerable desde 1982, destacando la importancia de esfuerzos de conservación como el Santuario del Manatí Bahía de Chetumal.
Benjamín Morales Vela, con treinta años de experiencia en la investigación de manatíes y figura emérita en El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), destaca la necesidad de un área protegida que abarcara desde la bahía de Chetumal hasta Corozal, implicando un esfuerzo binacional entre México y Belice. Su pasión por la conservación de estos animales le llevó a asumir la dirección del proyecto manatí en 1990, motivado por el encanto natural de Chetumal y su bahía.
La creación del Santuario fue una respuesta directa al diagnóstico de las poblaciones de manatíes en la Península de Yucatán y la necesidad de cooperación binacional para proteger efectivamente a esta especie. A pesar de los obstáculos iniciales para establecer una reserva federal entre 1993 y 1995, el apoyo de la comunidad local y del gobierno estatal, bajo el liderazgo de Mario Villanueva Madrid, culminó en la declaración del Santuario estatal el 24 de octubre de 1996, con la presencia de figuras políticas destacadas de México y Belice.
Inicialmente, el Santuario contaba con una extensión de 281,320 hectáreas, incluyendo zonas acuáticas y terrestres. Esta área, junto con la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an, ha sido fundamental para el incremento de la población de manatíes, que según el censo de 2022 incluyó 184 individuos, destacando la presencia de crías. Se estima que la población total de manatíes en Quintana Roo asciende a 350, lo que supone un aumento significativo en comparación con las décadas anteriores.
Morales Vela subraya que, a pesar del progreso en la conservación, los manatíes enfrentan riesgos constantes debido a la actividad humana, incluyendo la caza, la muerte accidental en redes de pesca, la contaminación acuática y el desarrollo costero. El desafío de preservar a estos animales en un entorno cambiante es considerable, y la concienciación y la educación sobre su situación siguen siendo prioritarias.
“Todavía tenemos mucho que divulgar. A pesar de los 33 años de investigación y esfuerzo por compartir nuestro conocimiento, es crucial concientizar sobre el peligro de extinción que enfrentan los manatíes. Trescientos individuos no son suficientes para garantizar la supervivencia de la especie a lo largo de 400 kilómetros de costa”, concluye Morales Vela, enfatizando la necesidad de un cambio de mentalidad hacia la conservación y protección de estos seres únicos.