En México, el cultivo del cacao abarca 52 mil 452 hectáreas, con apenas 22 toneladas 249 kilogramos al año, no obstante, en Quintana Roo es donde este producto adquiere un valor especial a través de la colaboración entre productores locales y pequeños fabricantes de chocolate. A pesar de contar con solo 11 hectáreas dedicadas al cultivo del cacao, Quintana Roo ha logrado destacarse por la calidad y valor añadido de sus productos chocolateros.
El promotor cultural alemán Jürgen Bhlum destacó la importancia del cacao desde una perspectiva histórica y sociocultural. Especializado en la promoción del cacao y su preservación, resaltó que conocer el origen del chocolate que consumimos no solo beneficia a los productores, sino que también fomenta una conciencia global sobre la importancia de conservar la naturaleza.
El cacao, que es parte integral de la historia de Quintana Roo y del intercambio cultural entre europeos e indígenas, ha encontrado un nuevo nicho en la región, cerca de la frontera con Belice a través de la Cooperativa de Productores de Cacao de Quintana Roo.
“Quintana Roo está emergiendo como un punto de referencia para la producción de cacao de alta calidad, gracias a la cercanía con Belice, reconocido productor de este cultivo”, destacó.
Lamentablemente, México aún no juega un papel prominente en el mercado global de chocolate, representando menos del 1% de las exportaciones mundiales. Sin embargo, Bloom observa un potencial significativo en la zona sur para cambiar esta dinámica, especialmente mediante la implementación de prácticas de comercio justo y sostenibilidad ambiental.
“Estos valores son cada vez más importantes para los consumidores europeos, quienes buscan productos que respeten tanto a las comunidades productoras como al medio ambiente”, menciona.
El mercado del chocolate artesanal está en auge a nivel mundial, y pequeños productores están ganando reconocimiento en tiendas especializadas y mercados gourmet en Europa. Países como Ecuador y Vietnam están haciendo avances significativos en este sector, superando barreras burocráticas y arancelarias para introducir sus chocolates en el mercado europeo, donde los grandes productores han aprovechado que no existen medidas contra la semilla de cacao para procurar comprar la materia prima para producir su propio chocolate, es así como Alemania y Suiza se convirtieron la tierra del chocolate, cuando no hay un solo árbol de cacao en sus territorios.
“Para México, el desafío y la oportunidad residen en mejorar la calidad del cacao y en promover la producción local a través de certificaciones que garanticen un producto premium”, refieren. Este enfoque puede aumentar la rentabilidad para los productores locales, sino también posicionar al cacao mexicano en un lugar destacado en el mercado global, ya que una barra de 50 gramos de chocolate puede alcanzar un valor de hasta seis euros, un kilogramo de chocolate se cotiza hasta en 120 euros.
A Jürgen Bluhm le fascina especialmente la cultura avanzada de los mayas, en particular el período clásico del 400 al 900 d.C., que cultivaba el árbol del cacao en plantaciones hacia el año 600 a más tardar. Los mayas tenían la cultura más desarrollada en el continente americano, con centro en la península de Yucatán en el Golfo de México y mucho más allá.